Con sus dientes de vidrio masticaba su ansiedad. Desparramaba sangre de lirios a su alrededor, adornando un paisaje melancólico de sudor y clemencia. En sus sueños solo despertaba su imaginacion, su rutina se ahogaba en un mar de aceite, se manchaba sentada en la cera, mientras lloraba, mientras reía.
No encontraba la forma de encontrar la forma, rodaba por los horizontes del infinito, perdiéndose con las estrellas de papel y desaparecer, desaparecer. DESAPARECER.
Diferentes caminos para llegar al principio, vírgenes recorridos se elaboraban frente a sus pupilas, con las agujas clavadas en su pecho, y su blanco tabique desempeñando un papel agotado de incredulidad.
Ella puede jurar que lo ama, lo intenta mientras lo mira y le miente a su propio reflejo. Ensayar con miedos no es desaparecer del territorio. Quiere jurar no existir mientras intenta amar el cielo.
El cielo...
Una señal de celeste manifestándose pacíficamente frente a mis pies. piso fuerte.
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