Amapolas de fuego se desenvuelven rebolotiando, un jardin de pasto espina se incrusta en tu sentido del humor, del olfato. Como negarse a los remordimientos ajenos?. Luchan contra ese asfalto empedrado de sangre, rios de venas se confunden con el atardecer, ahorcando la poca sinceridad que te confecciona. Este es mi poema final para empezar, quiero crear un huracan de terremotos, esquivarlos al caminar por las colinas de la desesperacion que tanto titilan a tus espaldas. Se clavan como agujas sin filo de cuchillo para arrebanarte el suspiro que escapa por tus pupilas. El humo me asfixia dejandome respirar sobriamente, tus manos rozan la garganta de la melancolia, la escupen para moldearla lentamente mientras las lagrimas sacuden tus ojos.
hoy ya no existe una salida para avanzar, de la tierra nacen flores de vivos, del aire corren rafagas de ruidos, silencio.
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