Reflecciones de una mente peligrosa.




No hay opciones. No tengo soluciones para los problemas que me carcomen la cabeza, que al mismo tiempo me persiguen y me atormentan sin dejarme respirar, ahogandome en la misma rutina, en los mismos pensamientos, en las mismas tristezas. La perdida de confianza, la impotencia ante los actos ajenos, la verguenza personal que me ata a la mas cruda realidad; cuando, con todo el odio que mis venas y mi sangre son capaces de contener, deseo tus fracasos, tu falta de autoestima, que te sientas tan mal como vos/ustedes me hacen sentir a mi.
No me importa: que pensas, que pensar, que creer. Me importa: que pensas, que pienso, quien creo y por sobre todas las cosas, quien fue el violador que arrazo con toda ilusion y esperanza que poseia, que mantenia intacta mi inocencia.
Carezco del tiempo suficiente para poderme expresar. Asi se comienza a escribir... humillandose de la manera que yo lo hago. No me intimida que me vean en carne viva; ni sus miradas, ni sus rencores, odios. Solo logran alimentarme, para que siga creciendo, para que siga siendo debil, para seguir luchando con el objetivo de llamar su atencion. Una atencion que perdi hace mucho tiempo y deseo con ansias poder recuperar.

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