como un rayo de luz irrompible, de un segundo al otro el panorama que me rodeaba oscureció, quedo hundido en el negro mas profundo y monótono de todos. Un negro irreparable e insensible, inholoro e intangible. busque con mis manos alcanzar la claridad de la cual carecía, todos mis sentidos se agudizaron y dispararon chispas de pecados encerrados hacia algún tiempo en una jaula de hierro oxidado. Las trenzas me ajustaban el cerebro, lo torturaban fríamente sin dejarlo respirar, sin oxigeno al que acudir en este momento de desaparición desesperada. los rasgos de mi rostro se clavaban como agujas en mis músculos faciales, podía sentir los agujeros de mis arrugas, de mi inseguridad, de mi vejez, la que llevo escondida en el alma. anios luchando contra la oscuridad sin encontrar una escapatoria, rozo mis pies contra el piso sintiendo el impacto de los vidrios crujiendo y amenazando a mi cuerpo, jurándole vengarse del dolor que todavía no termino de sufrir. tropiezo, una y otra vez caigo al piso sobre diferente tipo de objetos, no los reconozco, una foto, un cuadro, una lampara choca como un avión contra mi cabeza y estalla, un impacto terrorista en una guerra fría donde las armas no existen pero las palabras te aniquilan sin piedad.